lunes, 22 de agosto de 2011

Comiendo del árbol correcto.



Así como el Padre es la fuente y el origen de todo, Cristo, tipificado como el árbol en el huerto del Edén, es la fuente de vida.

La vida que recibió Adán era la vida anímica o la vida del alma (en griego Psujé), la vida o el álito de todo ser humano. Dios quería que Adán comiera del árbol de la vida para que reciba la vida de Cristo, o la vida divina (en griego: Zoé). Por la desobediencia del hombre se nos fue privada de la entrada al huerto del Edén.

Así como podemos obtener manzanas de un manzano, o naranjas de un naranjo, del árbol de la vida solo se puede obtener vida. El Señor dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida. El no solo es el camino para volver al huerto, sino que El mismo es la vida. Como árbol de vida, El nos suministra Su misma persona para que le podamos comer y asimilarlo en nuestro ser. El dijo: El que me come, el también vivirá por causa de mí. Cuando disfrutamos al Señor como el árbol de vida, como nuestra fuente de alimento y satisfacción cumplimos el deseo de Dios en Génesis: Comer del árbol correcto.

En el aspecto negativo, está el árbol del conocimiento del bien y del mal. Luego de ser expulsado del huerto del Edén, el hombre ha tratado de encontrar y contactar a Dios utilizando su intelecto y su conocimiento. La religión nos dice que debemos estudiar mucho y tener conocimiento para conocer a Dios. Pero el Señor dijo: Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Juan 6: 33-35 54-57.

El asunto no es estudiar el árbol, sino de comerlo. No se trata de leer mucho sobre Cristo, sino de alimentarnos de Él y asimilarlo en nuestro ser para que se forje en nuestro interior. Esto va más allá de un simple conocimiento doctrinal, se trata de vivir por la vida que está en nuestro espíritu. El nuevo testamento fue establecido por el Señor al darnos de comer su carne y beber su sangre. Hacemos memoria de Él cuando le comemos y no cuando leemos un libro de teología.

El árbol de la ciencia del bien y del mal es algo inherente en el ser humano, es parte de nuestra naturaleza caída y pecaminosa. Por naturaleza queremos saber más, conocer y discernir el bien del mal. Pero de esta manera comemos del árbol incorrecto. Ahora bien, el conocimiento de Cristo se da por el comer el árbol de la vida, por alimentarnos de la fuente de la vida, Cristo es esta fuente, y por lo tanto Cristo es este árbol. Mientras disfrutemos al Señor como nuestro pan de vida, como nuestra agua de vida, como nuestro cordero inmolado y como el árbol de vida, ganaremos más de la vida de Dios y más de Cristo será forjado en nuestro ser.

En Cristo: M.A.G.

No hay comentarios:

Publicar un comentario