En el antiguo testamento vemos dos lugares en donde Dios se reunía con Su pueblo: La tienda de reunión (cuando Israel iba por el desierto hacia Canaán) y el templo.
Luego en el nuevo testamento, en Apocalipsis, vemos la consumación del templo de Dios, como la Nueva Jerusalén. Por lo tanto hay tres figuras en las escrituras para la casa de Dios: La tienda de reunión, el templo, y la Nueva Jerusalén.
La tienda de reunión estaba hecha de pieles y telas, era más fácil de transportar ya que si la nube se movía, Israel debía moverse y donde la nube se detenía, allí debían quedarse y por ende levantaban la tienda. Se puede decir que esta tienda era la ¨ casa movible¨ de Dios, era algo así como un ¨templo ambulante¨.
Pero una vez edificado el templo, Dios nos muestra una edificación hecha de piedras, estable, una casa firme. Un lugar donde Dios iba a poner la planta de sus pies y gobernar sobre su pueblo y las demás naciones.
Ahora, en el Apocalipsis vemos la consumación de estas figuras. Porque tanto el templo como la tienda de reunión son figuras ¨terrenales¨ de la casa de Dios, en tanto que la Nueva Jerusalén en Apocalipsis desciende del cielo, de Dios, por tanto es un templo-ciudad - celestial, algo que sobrepasa el entendimiento y la capacidad de los humanos, porque es un templo que ningún hombre podría construir. Es una ciudad construida por Dios mismo.
Todo esto, también nos muestra en figura, el progreso que hemos vivido a lo largo de nuestra vida cristiana.
Así como la tienda de reunión, al comienzo de nuestro peregrinaje, andábamos de aquí para allá, haciendo un montón de cosas para el Señor. Éramos templos movibles, ambulantes, no podíamos estar quietos. Buscábamos cualquier excusa para hacer alguna actividad y así ¨edificar a los hermanos¨. Pero todo estaba basado en nuestras fuerzas y en nuestro talento natural.
Éramos niños corriendo de aquí para allá tratando de hacer ¨dibujos¨ para nuestro Padre celestial y ganarnos Su sonrisa.
Luego, con el paso del tiempo nos fuimos cansando, agotando y nos dimos cuenta que necesitábamos alimentarnos más de la Palabra, que teníamos que estudiar la Biblia y ver cuál era la doctrina en la cual estábamos fundamentados.
Aquí es donde pasamos de ser una tienda ambulante y nos convertimos en un ¨templo de piedra¨, ¨cristianos estables¨. Nos volvimos más ¨bíblicos¨ en nuestra forma de hablar y procurábamos exhortar a otros a que lean sus Biblias.
Pero así como pasaba con los dos primeros templos terrenales, así nos pasaba a nosotros, porque nuestra mirada estaba todavía puesta en esta tierra. Mezclábamos nuestra voluntad con la voluntad de Dios, y el propósito de Dios con nuestro entendimiento humano y limitado.
Pero gracias a Dios que estos dos lugares de reunión en el antiguo testamento, eran solo figuras, puesto que la realidad del templo de Dios, está en Jesucristo quien vive ahora en nosotros y nosotros somos la realidad del templo de Dios. Esto tendrá su consumación en la Nueva Jerusalén.
Cuando vimos la realidad de la casa de Dios, la realidad del Cuerpo de Cristo, recién nos percatamos de que tanto la tienda como el templo son una figura y que ¨edificar la Iglesia¨ va mucho más allá de simplemente escuchar un sermón o estudiar en un seminario bíblico.
En la casa de Dios no hay lugar para lo terrenal, allí todo es celestial, todo se trata del Hombre Celestial: Cristo!!
En este templo (el templo que vio Juan en Apocalipsis) ya no son necesarios muchos sacerdotes, !Cristo es el Sumo sacerdote¡, ya no son necesarias las lámparas encendidas con aceite, ni los candeleros de oro, pues Dios es la luz y Cristo Su lámpara. Ya no es necesario matar muchos corderos, Jesús es el Cordero inmolado desde la fundación del mundo y tampoco es necesario el lugar santísimo porque la nueva Jerusalén es el tabernáculo de Dios y nosotros moraremos con El y El con nosotros.
Si hoy vivimos en la realidad del Cuerpo de Cristo, podremos disfrutar de todo lo que Dios logró en la cruz y que está forjando en la Iglesia, un adelanto de la Nueva Jerusalén (nuestro espíritu).
En esta nueva Jerusalén solo hay vida, ya no hay pecados, no hay biblias, ni sacerdotes terrenales, no hay doctrinas, pues Jesús es todo y en todos.
Jesús es el rio, el árbol, el templo, la luz ...y El está en el trono al mismo tiempo!! Aleluya!!
Gracia y paz.
En Cristo.
M.A.G.
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