jueves, 21 de abril de 2011

El misterio de Cristo.

Pablo habló, por lo menos, en dos ocasiones, de un misterio. Algo secreto, algo escondido. Esto es un tema que sigue velado para muchos. Es necesario que el Señor abra nuestros ojos, solo así podremos ver.

El Señor tiene un misterio, y solo les va a revelar este ¨secreto¨ a aquellos que estén dispuestos a escuchar, dispuestos a ver. Si cerramos los ojos y decimos: ¨Estoy conforme con lo que se, eso me basta¨ entonces el Señor no podrá hacer nada.

Vemos que en Mateo 16:17, cuando el Señor les preguntó a sus discípulos quien creían que era El, Pedro respondió correctamente: Jesús era el Hijo de Dios. El Señor inmediatamente atribuyó la respuesta de Pedro a una revelación divina: No te lo reveló carne ni sangre. Pero el Señor añadió algo en el siguiente versículo, el 18. Ahora bien, si el cap. 16 de mateo hubiera concluído en el versículo 17, podríamos decir que la mayor revelación es que Cristo es el Hijo de Dios y punto final. Pero el Señor añadió algo: Y Yo también te digo...con esas palabras empieza el versículo 18.

El Señor añadió algo a la revelación de que El era el hijo de Dios, o mejor dicho, la completó.
Lo que dijo Pedro acerca del Señor era correcto pero insuficiente. Pedro vio quien era Cristo, un hecho maravilloso pero incompleto. Podríamos subrayar la palabra: también, en el versículo 18, esta palabra es muy significativa. Al usar Jesús esta palabra, estaba diciendo: ¨Muy bien Pedro, respondiste bien, Yo soy el Hijo del Dios viviente, pero te falta ver algo más, y Yo te lo voy a mostrar, has visto la primera mitad, debes ver la segunda mitad¨.

En ese momento el Señor habló de la Iglesia dijo: Y Yo también te digo, que tú eres Pedro y sobre esta roca edificaré Mi Iglesia. Cristo es la primer mitad y la Iglesia la segunda mitad. La cabeza, es la primer mitad y el cuerpo la segunda. No se puede tener la cabeza sin el cuerpo.

Una vez que hemos visto por revelación quien es Cristo, lo maravilloso, lo sublime, lo santo y perfecto que es, debemos ver la segunda mitad, Su Cuerpo.
Y al hablar de la Iglesia, no es mi intención exaltar a alguien, o elevar a algún grupo de personas sobre todas las cosas, pero esto merece su debida importancia, porque de otra manera el Señor no hubiera añadido nada después de decirle a Pedro que su respuesta fue una revelación del Padre.

Habiendo dicho Pedro: eres el Hijo del Dios viviente, el Señor hubiera dado por terminado el asunto.
Algunos dicen que con ver a Cristo es suficiente. Hablan de Cristo y no quieren ver otra cosa más. Pero se olvidan del Cuerpo, descuidan el Cuerpo, incluso algunos se oponen a hablar del Cuerpo. Si el Señor le dijo a Pedro: También te digo, que sobre esta Roca edificaré mi Iglesia, no deberíamos pasar por alto la revelación del Señor.

El Señor le estaba diciendo a Pedro: ¨Lo que dices sobre Mí, es correcto, pero debes ver que tú Pedro eres una piedra y yo te edificaré sobre esta roca con tus hermanos como mi Iglesia. Ya no eres una persona independiente, sino una piedra que forma parte de la edificación de Mi casa, un miembro más edificado en el cuerpo, Yo soy la Cabeza y tus hermanos, junto contigo, son el Cuerpo¨.
Decir que Cristo es la cabeza, la piedra angular, es correcto, pero no completo.
No solo necesitamos ver a Cristo, sino también a la Iglesia.
¨Cristo es la cabeza del Cuerpo, pero también el Cuerpo de la Cabeza¨.

Ef. 5:32. Grande es este misterio: mas yo digo esto con respecto a Cristo y la iglesia.

La gracia del Señor sea con tu espíritu.
En Cristo.
M.A.G.

1 comentario:

  1. Amén...y la iglesia somos nosotros...entender que estamos dentro y que somos uno con Dios, somos parte del Cristo...estamos en él...saludos ;-)

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