Pero el que se une al Señor, un espíritu es con Él. Porque la letra mata, mas el espíritu vivifica. (1Cor.6:17, 2Cor.3:6b).
miércoles, 27 de abril de 2011
Para pensar y disfrutar:
martes, 26 de abril de 2011
Sobre la dispensación de Dios y la edificación.
En Juan 14:23, el Señor Jesús dijo: El que me ama, mi Palabra guardará y Mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada con él. Una morada, es algo edificado; por lo tanto, cuando el Dios Tri-uno hace Su morada en nosotros, se edifica a Sí mismo en nosotros, es decir, se edifica junto con nosotros como una morada para El, y también para nosotros.
Hermanos y hermanas, ¿cuánto de Dios ha sido edificado en ustedes hoy? Es posible que hayamos creído en el Señor por mucho tiempo, y que todavía no le hayamos permitido a Dios impartirse en nosotros. Como resultado han pasado muchos años y los materiales están esparcidos por diferentes lugares, y ni siquiera el cimiento se ha echado como es debido. Si estamos dispuestos a recibir más de la dispensación de la vida divina, el elemento de Dios aumentará en nosotros día tras día y habrá edificación todos los días. Como resultado, muy pronto Dios tendrá una morada en nosotros, un lugar donde descansar. Dios estará cómodo y reposado en nosotros porque habrá obtenido una morada, y El mismo será también nuestra morada.
Esto no es una doctrina; ésta debe ser nuestra experiencia diaria. Este es el crecimiento de la vida, y también debe ser el crecimiento espiritual verdadero, la verdadera vida vencedora. Lo que necesitamos no son las bendiciones materiales externas, ni lo que llaman espiritualidad o victoria. Necesitamos la oración que Pablo ofrece en Efesios 3, es decir, que el Padre nos conceda, según las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su espíritu para que Cristo haga Su hogar en nuestros corazones. Necesitamos orar unos por otros y por la iglesia.
H.W.L.
lunes, 25 de abril de 2011
Para pensar y disfrutar:
domingo, 24 de abril de 2011
Himnos y cantos espirituales
Vive en mí Señor Tu vida. (Adaptación de F. R. Havergal)
Lo que eres, llena mi escasez. (J. Kent)
Vengo a Ti, Señor. (Mary A. Lathbury)
jueves, 21 de abril de 2011
El nuevo hombre
De aquí a poco, este mundo va a volar en pedazos. No quedará ladrillo sobre ladrillo, muy pronto todo será destruido. Pero, de entre las cenizas, se podrá ver la silueta de un hombre. Un hombre victorioso. Un nuevo hombre. No como el primero, como Adán.
Este nuevo hombre tiene un cuerpo extraño, misterioso, un cuerpo sobrenatural.
En cada paso de su recio andar, levanta alabanzas. Miles de voces proclaman ¨el Nombre¨, un nombre cual nunca se oyó en toda la tierra. Pero lo asombroso que ves en el caminar de este hombre, es que las voces y las alabanzas no llegan de lejanas tierras, de gentes eufóricas, porque Su organismo está formado por miles y millones de luces con formas humanas.
Si miras de cerca, te darás cuenta de que sus miembros: Sus brazos, sus piernas, no están formados por células o tejidos...esta formados por personas!
Esta gente vive entre nosotros hoy por hoy.
Estos seres humanos no figuran entre los que perecerán con el mundo, con el sistema.
Estos seres no pudieron amoldarse a este planeta, pues sufrieron un cambio, fueron parte de un proceso de transformación. Todo esto ocurrió mientras la tierra giraba sobre su eje y la vida parecía el viento que deja el tren tras su paso.
Cuando llegue la hora final, este hombre dará inicio a una nueva creación, un nuevo mundo. Esta nueva tierra no tendrá lo que ahora podemos ver en la naturaleza: Arboles, animales, ríos...
Porque aquí está el misterio: Este nuevo hombre, REEMPLAZA a la antigua creación, reemplaza todo lo que se ha visto.
Este hombre es: Un cordero, (en reemplazo de todos los animales). La vid (en reemplazo de las plantas). La piedra angular (ya no habrá minerales) y El es la lámpara universal, (el sol no es más).
El también es la estrella de la mañana, el pan de vida, la luz verdadera, el Espíritu vivificante, el Sumo Sacerdote, el Maestro...
En Cristo:
M.A.G.
El misterio de Cristo.
El Señor tiene un misterio, y solo les va a revelar este ¨secreto¨ a aquellos que estén dispuestos a escuchar, dispuestos a ver. Si cerramos los ojos y decimos: ¨Estoy conforme con lo que se, eso me basta¨ entonces el Señor no podrá hacer nada.
Vemos que en Mateo 16:17, cuando el Señor les preguntó a sus discípulos quien creían que era El, Pedro respondió correctamente: Jesús era el Hijo de Dios. El Señor inmediatamente atribuyó la respuesta de Pedro a una revelación divina: No te lo reveló carne ni sangre. Pero el Señor añadió algo en el siguiente versículo, el 18. Ahora bien, si el cap. 16 de mateo hubiera concluído en el versículo 17, podríamos decir que la mayor revelación es que Cristo es el Hijo de Dios y punto final. Pero el Señor añadió algo: Y Yo también te digo...con esas palabras empieza el versículo 18.
El Señor añadió algo a la revelación de que El era el hijo de Dios, o mejor dicho, la completó.
Lo que dijo Pedro acerca del Señor era correcto pero insuficiente. Pedro vio quien era Cristo, un hecho maravilloso pero incompleto. Podríamos subrayar la palabra: también, en el versículo 18, esta palabra es muy significativa. Al usar Jesús esta palabra, estaba diciendo: ¨Muy bien Pedro, respondiste bien, Yo soy el Hijo del Dios viviente, pero te falta ver algo más, y Yo te lo voy a mostrar, has visto la primera mitad, debes ver la segunda mitad¨.
En ese momento el Señor habló de la Iglesia dijo: Y Yo también te digo, que tú eres Pedro y sobre esta roca edificaré Mi Iglesia. Cristo es la primer mitad y la Iglesia la segunda mitad. La cabeza, es la primer mitad y el cuerpo la segunda. No se puede tener la cabeza sin el cuerpo.
Una vez que hemos visto por revelación quien es Cristo, lo maravilloso, lo sublime, lo santo y perfecto que es, debemos ver la segunda mitad, Su Cuerpo.
Y al hablar de la Iglesia, no es mi intención exaltar a alguien, o elevar a algún grupo de personas sobre todas las cosas, pero esto merece su debida importancia, porque de otra manera el Señor no hubiera añadido nada después de decirle a Pedro que su respuesta fue una revelación del Padre.
Habiendo dicho Pedro: eres el Hijo del Dios viviente, el Señor hubiera dado por terminado el asunto.
Algunos dicen que con ver a Cristo es suficiente. Hablan de Cristo y no quieren ver otra cosa más. Pero se olvidan del Cuerpo, descuidan el Cuerpo, incluso algunos se oponen a hablar del Cuerpo. Si el Señor le dijo a Pedro: También te digo, que sobre esta Roca edificaré mi Iglesia, no deberíamos pasar por alto la revelación del Señor.
El Señor le estaba diciendo a Pedro: ¨Lo que dices sobre Mí, es correcto, pero debes ver que tú Pedro eres una piedra y yo te edificaré sobre esta roca con tus hermanos como mi Iglesia. Ya no eres una persona independiente, sino una piedra que forma parte de la edificación de Mi casa, un miembro más edificado en el cuerpo, Yo soy la Cabeza y tus hermanos, junto contigo, son el Cuerpo¨.
Decir que Cristo es la cabeza, la piedra angular, es correcto, pero no completo.
No solo necesitamos ver a Cristo, sino también a la Iglesia.
¨Cristo es la cabeza del Cuerpo, pero también el Cuerpo de la Cabeza¨.
Ef. 5:32. Grande es este misterio: mas yo digo esto con respecto a Cristo y la iglesia.
La gracia del Señor sea con tu espíritu.
En Cristo.
M.A.G.
El misterio de Cristo. (parte II)
Colosenses 4:
2. Perseverad en la oración, velando en ello con accion de gracias
3. Orando también al mismo tiempo, por nosotros, para que el Señor nos abra puerta para la Palabra, a fin de dar a conocer el misterio de Cristo, por el cual también estoy preso.
¿Cuál es el misterio de Cristo?
Col. 1:26-27.
El misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos
27 a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles que es: Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.
¿Cómo se enteró pablo de este misterio?
Efesios 3:
3. Que por revelación me fue dado a conocer el misterio, como antes lo he escrito brevemente (col.1:26-27)
4. leyendo lo cual podéis entender cual sea mi conocimiento en el misterio de Cristo.
5 Misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y sus profetas por el Espíritu:
6. que los gentiles son coherederos y miembros del mismo Cuerpo y coparticipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio
8 a mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo.
9 y de aclarar a todos cual sea la dispensación (o economía) del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas
10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la Iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales
11 conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor.
Efesios 5:
30. Porque somos miembros de su cuerpo de Su carne y de Sus huesos
31 Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán una sola carne
32 Grande es este misterio, mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia.
Col. 1:18a y El es la cabeza del Cuerpo que es la iglesia.
La gracia del Señor sea con tu espíritu.
En Cristo.
M.A.G.
Tienda, templo, ciudad.
Luego en el nuevo testamento, en Apocalipsis, vemos la consumación del templo de Dios, como la Nueva Jerusalén. Por lo tanto hay tres figuras en las escrituras para la casa de Dios: La tienda de reunión, el templo, y la Nueva Jerusalén.
La tienda de reunión estaba hecha de pieles y telas, era más fácil de transportar ya que si la nube se movía, Israel debía moverse y donde la nube se detenía, allí debían quedarse y por ende levantaban la tienda. Se puede decir que esta tienda era la ¨ casa movible¨ de Dios, era algo así como un ¨templo ambulante¨.
Pero una vez edificado el templo, Dios nos muestra una edificación hecha de piedras, estable, una casa firme. Un lugar donde Dios iba a poner la planta de sus pies y gobernar sobre su pueblo y las demás naciones.
Ahora, en el Apocalipsis vemos la consumación de estas figuras. Porque tanto el templo como la tienda de reunión son figuras ¨terrenales¨ de la casa de Dios, en tanto que la Nueva Jerusalén en Apocalipsis desciende del cielo, de Dios, por tanto es un templo-ciudad - celestial, algo que sobrepasa el entendimiento y la capacidad de los humanos, porque es un templo que ningún hombre podría construir. Es una ciudad construida por Dios mismo.
Todo esto, también nos muestra en figura, el progreso que hemos vivido a lo largo de nuestra vida cristiana.
Así como la tienda de reunión, al comienzo de nuestro peregrinaje, andábamos de aquí para allá, haciendo un montón de cosas para el Señor. Éramos templos movibles, ambulantes, no podíamos estar quietos. Buscábamos cualquier excusa para hacer alguna actividad y así ¨edificar a los hermanos¨. Pero todo estaba basado en nuestras fuerzas y en nuestro talento natural.
Éramos niños corriendo de aquí para allá tratando de hacer ¨dibujos¨ para nuestro Padre celestial y ganarnos Su sonrisa.
Luego, con el paso del tiempo nos fuimos cansando, agotando y nos dimos cuenta que necesitábamos alimentarnos más de la Palabra, que teníamos que estudiar la Biblia y ver cuál era la doctrina en la cual estábamos fundamentados.
Aquí es donde pasamos de ser una tienda ambulante y nos convertimos en un ¨templo de piedra¨, ¨cristianos estables¨. Nos volvimos más ¨bíblicos¨ en nuestra forma de hablar y procurábamos exhortar a otros a que lean sus Biblias.
Pero así como pasaba con los dos primeros templos terrenales, así nos pasaba a nosotros, porque nuestra mirada estaba todavía puesta en esta tierra. Mezclábamos nuestra voluntad con la voluntad de Dios, y el propósito de Dios con nuestro entendimiento humano y limitado.
Pero gracias a Dios que estos dos lugares de reunión en el antiguo testamento, eran solo figuras, puesto que la realidad del templo de Dios, está en Jesucristo quien vive ahora en nosotros y nosotros somos la realidad del templo de Dios. Esto tendrá su consumación en la Nueva Jerusalén.
Cuando vimos la realidad de la casa de Dios, la realidad del Cuerpo de Cristo, recién nos percatamos de que tanto la tienda como el templo son una figura y que ¨edificar la Iglesia¨ va mucho más allá de simplemente escuchar un sermón o estudiar en un seminario bíblico.
En la casa de Dios no hay lugar para lo terrenal, allí todo es celestial, todo se trata del Hombre Celestial: Cristo!!
En este templo (el templo que vio Juan en Apocalipsis) ya no son necesarios muchos sacerdotes, !Cristo es el Sumo sacerdote¡, ya no son necesarias las lámparas encendidas con aceite, ni los candeleros de oro, pues Dios es la luz y Cristo Su lámpara. Ya no es necesario matar muchos corderos, Jesús es el Cordero inmolado desde la fundación del mundo y tampoco es necesario el lugar santísimo porque la nueva Jerusalén es el tabernáculo de Dios y nosotros moraremos con El y El con nosotros.
Si hoy vivimos en la realidad del Cuerpo de Cristo, podremos disfrutar de todo lo que Dios logró en la cruz y que está forjando en la Iglesia, un adelanto de la Nueva Jerusalén (nuestro espíritu).
En esta nueva Jerusalén solo hay vida, ya no hay pecados, no hay biblias, ni sacerdotes terrenales, no hay doctrinas, pues Jesús es todo y en todos.
Jesús es el rio, el árbol, el templo, la luz ...y El está en el trono al mismo tiempo!! Aleluya!!
Gracia y paz.
En Cristo.
M.A.G.
Cristo y la religión
Mientras Cristo nos imparte vida, la religión nos esclaviza con ¨leyes neotestamentarias¨. Leyes que nos ha impuesto nuestra propia religión:
Los cristianos no deben...
El pastor dijo...
La Biblia dice...
El Señor nos invita cada día a disfrutar de Él, de Su persona, al deleite en el espíritu, a gozar de todo lo que El consiguió en la cruz y en Su resurrección. Pero lo único que busca la religión es ¨mantener el orden¨, ponerle una etiqueta a cada hijo de Dios. ¨Líder¨, pastor ¨ujier¨, ¨diácono¨, ¨oyente¨, ¨visita¨, ¨espiritual¨, ¨carnal¨, etc. Cualquier término es útil para la religión cuando se trata de catalogar y empaquetar la vida y las riquezas del Señor. Todo lo que tenga que ver con lo religioso, está ligado a alguna especie de sistema, rito, o actividad repetitiva en la que participan creyentes (sean genuinos o no).
Actividades que nos hacen creer que estamos avanzando en nuestra ¨vida cristiana¨ y que a la vez nos proveen cierta sensación de paz: ¨Me gusta ir a los retiros¨ ¨yo toco en el ministerio de música¨, ¨te invito a mi célula¨. Cualquier cosa o actividad que involucre el Nombre del Señor y que a la vez se lo haga de manera sistemática, es en sí una forma de religión
Todas estas cosas, reemplazan al Cristo vivo que está en nuestro espíritu. El Señor no vino para etiquetarnos, no vino a darnos actividades y de esa forma vernos ocupados. El solo vino para que
tengamos vida, y vida en abundancia. Esta vida está en Su persona y Su persona está en nuestro espíritu. Allí está el verdadero lugar de adoración.
Un hermano decía: El único lugar donde todo está en orden y en silencio, debería ser el cementerio, pero lastimosamente, nosotros hacemos lo mismo en el día del Señor. En vez de celebrar la resurrección y la presencia de Cristo en medio de nosotros, lo único que hacemos es callarnos, guardar el orden y esperar que el hermano de al lado alabe a Dios¨.
En los siguientes puntos, voy a mostrar que Cristo se opuso firmemente a la religión:
- Mas allá de todo pensamiento preconcebido sobre la persona de Cristo, su nacimiento fue llevado a cabo en una ciudad humilde. Nació en Belén. No nació en Jerusalén, ni en el templo, ni en una sinagoga. Aunque eran los lugares más importantes de la religión judía.
- Su ministerio lo empezó en Galilea. Un lugar indigno para los religiosos de aquella época.
- Su primer milagro lo hizo en una boda y convirtiendo el agua en vino.
- Quebrantó el día sábado (día de reposo). Que era un precepto guardado por los levitas y sacerdotes.
- Su primer sermón lo dio en un monte y no en una sinagoga.
- En la parábola del buen samaritano, puso como mal ejemplo a los sacerdotes y levitas.
- Mientras los fariseos y sacerdotes ponían toda su atención en cumplir las ordenanzas, en cumplir la ley, y en guardar el sábado, el Señor predicaba el evangelio del Reino compartiendo con la gente del ¨vulgo¨, con los pobres, con los recaudadores de impuestos y las prostitutas. El Señor hacía todo lo contrario de lo que hacían los fariseos.
- Mientras los levitas se enorgullecían de su templo, el Señor les retó a que lo destruyan y que en tres días lo volvería a edificar.
El Señor nos quiere dar Su vida, no mandatos. Quiere fluir en nosotros. Dejémosle hacer Su obra en nuestros corazones.
Jesús no es religión. Jesús es vida eterna, aquí y ahora.
Que el Señor esté con tu espíritu.
En Cristo.
M.A.G.
EL grano de trigo
El Señor en su calidad de grano de trigo, bajó hasta este mundo, fue sembrado entre los hombres, vivió una vida restringida como la de cualquier mortal.
Pero su muerte, seguida de su resurrección, dio paso a la revelación de la gloria del Padre en el cuerpo del Hijo.
La resurrección del Señor fue la glorificación de un hombre total y perfecto. Jesús fue el primer hombre en ser glorificado por Dios, con la misma gloria divina.
Es por eso que en este momento, podemos decir que hay un hombre en la gloria. Hay un hombre sentado en el trono de Dios. Jesús es este hombre. (Bendito sea Él).
En el momento de Su resurrección nosotros fuimos incluidos allí. De esa manera fue que nosotros fuimos engendrados en El. En el momento de Su resurrección estábamos con El. ¡Fuimos resucitados juntamente con El.!! Por eso, ahora, Jesús en nosotros es esta esperanza de gloria. Jesús en nosotros es Dios habitando en un cuerpo humano ¨colectivo¨
Hoy la iglesia, es el cuerpo ¨agrandado¨ o ¨multiplicado¨ de Cristo. Nosotros somos los muchos granos, que amasados forma un mismo pan. Cristo es el pan, nosotros los granos, Cristo es la Cabeza, nosotros, los miembros de Su Cuerpo.
El Señor como el primer grano, en su resurrección, dio a luz muchos ¨granos¨ de trigo para Dios. Cuando el Señor resucitó, volvió al Padre. El primero salió del Padre y luego volvió a El.
Justo en ese momento, nosotros entramos juntamente con El en el Padre, por eso podemos decir que en el momento de nuestra regeneración, fuimos sembrados en Dios, y Dios fue sembrado en nosotros.
Ahora tanto Dios como nosotros compartimos una misma vida. Esta vida está en Su Espíritu, por eso es que el Espíritu santo es llamado, el Espíritu de vida. Y es por eso que Pablo decía que nuestra vida esta escondida con Cristo en Dios. (nosotros y Cristo, EN DIOS!!)
Cuando Cristo, NUESTRA VIDA!! se manifieste, nosotros seremos manifestados juntamente con El en gloria.
Es necesario que todo nuestro ser sea guiado, dirigido y transformado por este Espíritu de vida.
Cuando la Iglesia llegue a la plenitud del Señor, cuando el grano de trigo este maduro, entonces vendrá la cosecha y el Hijo nos ofrecerá ante el Padre como la primer y mejor ofrenda, como primicias de Su huerto.
Este privilegio (el de ser primicias) no será de todos, porque en Apocalipsis, el Señor dice: Al que venciere...Tenemos un llamado, el llamado a vencer, este llamado es el supremo llamamiento en Cristo Jesús. Es el llamado de participar de la transformación de nuestros cuerpos, cuando seremos glorificados juntamente con Cristo, con la misma gloria que El tenía cuando salió del sepulcro.
Gracia y paz.
En El.
M.A.G.
miércoles, 20 de abril de 2011
La humanización de Dios por la divinización del hombre
Aquí el punto central no es solo que Dios se hizo hombre, sino que Dios vivió como un hombre común y corriente sobre la tierra. No solo vino, murió y se fue al cielo otra vez. Sino que la ¨encarnación¨ de Dios tuvo que pasar por un proceso, el mismo proceso que sufre todo mortal.
Decir que Dios se hizo hombre, es más fácil que explicarlo. No se trata solo de que Dios vino al mundo, sino que vino al mundo y vivió una vida humana en la tierra. Es fácil ver a Jesús como un profeta, un hombre entregado a la voluntad de Dios, un hombre perfecto.
Pero pocas veces nos han presentado a Jesús como Dios mismo, como el Dios omnipotente y omnisciente, pero en carne y hueso.
Voy a partir por un principio: Dios solo exalta aquello que primero ha sido humillado. ¿Qué fue lo que Dios humilló?
¡A Si mismo!
Al venir en carne humana, Dios no solo se encarnó, sino que se unió a la humanidad, se hizo uno con el ser humano. Por un solo momento de la historia, Dios pudo entrar en el tiempo y sentir en ¨carne propia¨ lo que significa ser humano.
Ese es el punto crítico de la encarnación, que en el vientre de María, el mismísimo Dios (Jehová del A.T.) se tejió un cuerpo humano y se hizo parte de su misma creación.
Luego de pasar tal proceso: El nacimiento y el vivir humano, Jesús fue a la cruz a concluir la obra.
Esta obra, no solo abarca la redención de los hijos de Dios, sino algo más subjetivo y misterioso: La dispensación de Dios en su creación. Luego de resucitar Jesús sopló su Espíritu en sus discípulos. Dios se infundió (en Cristo), hacia dentro de un ser humano.
En Juan 20:21-22 vemos a Dios soplando por segunda vez sobre su creación. La primera vez lo hizo con Adán, y luego sobre estos doce apóstoles o mejor dicho: Seres humanos.
Dios es Espíritu, su esencia es espíritu. Se puede decir que una mesa es de madera. Pero hablando de su constitución intrínseca, una mesa ES madera. Dios no solo es un Espíritu, sino que es Espíritu, y está ahora en nuestro espíritu. Ya no son dos espíritus, el de Él y el de nosotros, sino uno solo: 1Cor.6:17.
La diferencia entre nosotros y Adán radica en que Dios le impartió a este último, vida almática, aliento de vida. Esta vida no contenía nada de la esencia de Dios, porque Adán no tenía el Espíritu Santo. Pero luego de la resurrección, Jesús sopló en sus discípulos Su espíritu, significa que El mismo ¨se sopló¨ dentro de ellos. Aquí se llevó a cabo una segunda creación, una nueva creación.
Hasta la resurrección del Señor vemos una parte de la obra divina en y con el hombre. Vemos la humanización de Dios. Dios entrando en su propia creación, haciéndose igual al hombre, y de hecho haciéndose hombre, aunque sin relación alguna con el pecado. Luego vemos su muerte y resurrección. Hasta el momento de su resurrección, Dios había culminado la primer parte de su trabajo con el hombre, que tiene que ver con la redención.
Pero con esto no dio por concluido el asunto, sino todo esto abrió el camino para que se lleve a cabo la segunda parte: Dios entrando en el hombre, para dar pie a la transformación, a la conformación o como dice el título de este post: La divinización del hombre.No que el hombre se haga a si mismo Dios o que llegue a ser igual a Dios (aunque 1Juan 3:2 profetiza justamente eso) sino de que ahora nosotros, como seres humanos compartimos la misma naturaleza de Dios, Su naturaleza divina, y esto por el hecho de que Cristo entró en nosotros como Espíritu vivificante y que nosotros fuimos engendrados por Dios en el momento de nuestra conversión (y lo que ha sido engendrado, tiene la misma naturaleza de Aquel que lo engendró).
Este Espíritu, está ahora en nuestro espíritu, llevando a cabo la segunda parte de la obra de Dios. Este es un proceso que dura toda la vida del cristiano. Este proceso empieza con: La redención, la justificación, sigue con la santificación, luego la transformación, la conformación y por último la glorificación.
En este momento nos encontramos en medio de una obra divina-humana, Dios trabajando dentro de un grupo de seres humanos, conformándolos de gloria en gloria a la imagen de Su Hijo.
Decir que vamos a ser igual a Cristo, suena bonito, pero no es lo correcto. Quizás decir que vamos a ser Cristo mismo sea más preciso, aunque desgraciadamente más osado.
Ya dijimos que Dios es espíritu y que su esencia o naturaleza es espíritu, ahora, ¿con qué objetivo Dios le permitiría a los hombres compartir Su naturaleza?
Pablo lo dice de una manera sobrenatural en Efesios 1: 6 : Para alabanza de la gloria de su gracia con la cual nos hizo aceptos (o nos agració) en el Amado.
Dios pone su espíritu en nosotros para que nuestro cuerpo sea Su morada, Su casa. Esta casa conformada por seres humanos, constituye el Cuerpo de Cristo, o la expresión de Cristo aquí en la tierra. La iglesia es la reproducción de Cristo, la imagen de Cristo. Pablo aún dice que somos la plenitud de Cristo (Ef.1:23).
Dios se humillo haciéndose parte de su creación, pero en la resurrección de Cristo, en la exaltación de Jesús como el Hijo primogénito, Dios elevó la humanidad del hombre. Ahora Cristo es un hombre glorificado a la diestra de Dios. Y desde allí, se está impartiendo para dentro del hombre y desde nuestro espíritu está creciendo para reemplazarnos y así podamos experimentar lo que Él vivió en la tierra. (Como dije antes, primero la humillación, luego la exaltación).
La edificación de la iglesia consiste en que Cristo construye su hogar en un grupo de seres humanos. Dios se forja en el hombre a través de la divinidad de Cristo, y el hombre se forja en Dios, a través de la humanidad de Cristo. Este es un crecimiento mutuo, nosotros crecemos y somos arraigados en Él, y Él se extiende y se expresa en nosotros. Con el tiempo, este conjunto de moradas espirituales llegará a ser la ciudad de Dios. La nueva Jerusalén. La obra de Dios en el hombre concluida y vista por todo el universo.
La Nueva Jerusalén será en pocas palabras: Dios expresado en el hombre y el hombre expresado en Dios de una forma completa y maravillosa por toda la eternidad. !Aleluya¡
El Señor esté con tu espíritu.
En Cristo.
M.A.G.