Nuestros pecados fueron emblanquecidos como la nieve y como la lana. La nieve cae del cielo y la lana la obtenemos de las ovejas, las cuales crecen y se desarrollan en la tierra. Aquí vemos tanto la divinidad como la humanidad del Señor implícitos en este versículo. El Señor como nuestra oveja, (en Su humanidad) creció y vivió en la tierra. Su muerte y resurrección nos proveyeron de Su lana celestial para cubrir y emblanquecer nuestros pecados. Como nuestra nieve, (en Su divinidad) bajó desde el cielo para darnos Su vida, las riquezas de su vida y así ser nuestro disfrute y satisfacción. Para ser limpios de nuestros pecados, necesitamos la divinidad y la humanidad del Señor.
29:23. Porque verá a sus hijos, obra de mis manos en medio de ellos, que santificarán mi nombre y santificarán al Santo de Jacob y temerán al Dios de Israel.
Al final de este versículo pareciera que está hablando de dos seres divinos: el Santo de Jacob y el Dios de Israel. Pero en realidad se refiere a la misma persona. Cuando dice: el Santo de Jacob, se refiere al Señor Jesús en su humanidad, y el Dios de Israel, denota su divinidad. No son dos dioses, es un solo Dios. Jesús en Su humanidad es el Santo de Jacob, y en Su divinidad es el Dios de Israel.
51:1 Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados.
La piedra es Cristo en su humanidad y la cantera denota su divinidad. Es la misma piedra que mató a Goliat y que destruyó la estatua que vio Nabucodonosor en sus sueños. Es la misma piedra que rechazaron los edificadores. La que hoy es cabeza del ángulo de la casa de Dios. La cantera, es el Padre como la fuente de donde provino esta piedra. Cristo salió del Padre, pero a la vez estaba en el Padre. Nunca estuvieron separados. Por lo tanto, en este versículo, Cristo es tanto la piedra como la cantera.
53:2a Subirá cual renuevo delante de El y como raíz de tierra seca…
El renuevo es Cristo, subiendo hacia el Padre en Su glorificación y la raíz de tierra seca es Cristo, en Su humillación como hombre en la tierra. En este versículo Isaías nos muestra a Jehová de una manera orgánica. Dios como una planta que deja brotar un renuevo delante de Él y Jesús como la raíz del mismo árbol, pero creciendo en una tierra seca, árida, lo cual denota los sufrimientos y aflicciones por las que tuvo que pasar nuestro Señor.
11:1 Saldrá una vara del tronco de Isaí y un vástago retoñará de sus raíces.
Aquí vemos, una vez más, el aspecto divino-orgánico de Cristo como la vara que sale del tronco, hacia arriba, (celestial) y Su aspecto humano como el vástago que retoña en las raíces, abajo (terrenal).
No son dos figuras diferentes, son los dos lados de una misma planta. (El tronco y las raíces). No solo Jehová en el A.T. se mostró como un árbol. Cristo (Jehová en el N.T.) les dijo a sus discípulos que El era la vid verdadera y que ellos eran los pámpanos, (ver Juan 15:5 y Lucas 23:31). Así como Dios envió a Jesús a la tierra como un retoño-vástago, así Jesús nos ha enviado a nosotros, sus ¨renuevos¨ o pámpanos, a predicar Sus buenas nuevas y a expresarle como Su Iglesia, Su Cuerpo-Vid, en esta tierra.
Amén.
En Cristo: M.A.G.